- ASISTENTE EJECUTIVA
La señora BC, es una ama de casa de treinta y tantos años de edad, con tres hijos menores de edad, quien se acerca desesperanzada a la Casa Comunitaria de Justicia de Mao acompañada de su pareja, puesto que tenía varias deudas que le estaban provocando grandes problemas de salud y deshabilitación emocional, a tal grado que llegó a varios intentos de suicidio.
Las deudas de la señora, se agudizaron cuando intentó colocar un negocio de venta de quinielas (números de lotería) para ayudarle a su esposo con los gastos familiares. «Yo no podía estar de brazo´ cruzao´ y ver a mis hijos pasando hambre y necedida´, por eso´ puse ese negocito para ayudarnos», expresaba en su discurso.
La señora tomó dinero prestado a varios acreedores informales para emprender el negocio de quinielas, quienes semanalmente iban a cobrar parte de los intereses y el capital, sin embargo, llego un momento en que las ganancias del negocio no daban abasto para cubrir las deudas generadas y BC tuvo que recurrir a otras deudas con intereses más elevados para cubrir las más antiguas. «En ese momento no sabía que hacei porque tenía lo´ mimo´ lio y con ma´ deuda, eso no e´ fácil vivir pasando hambre».
«Al ver a mis hijos sin comida, decidí quitarme la vida para que todo se acabara rápido, pero mi mario´ llego´ y no me dejo», fueron las palabras desconsoladas de la señora al narrar qué pensaba al momento de atentar contra su vida la primera vez.
«Nosotros´esa ve´tomamos pretao´a un compadre´sin intere´y sin tiempo para pagar las deuda´mas urgentes y por eso me calmé», sin embargo, describe que no pasaron dos meses cuando no habían vuelto a pagar ni intereses ni capital a los treinta (30) acreedores a quienes les debían y que la familia atravesó una crisis peor que la anterior. Por esta razón, decidió no solo quitarse la vida ella sola, sino que intentó matar a sus hijos para que ya no sufrieran más.
Por lo anteriormente narrado, BC y su esposo decidieron buscar ayuda en la CCJ y fueron referidos en primer lugar a la Unidad de Psicología para que la psicóloga pudiera detectar y reducir los niveles de depresión y ansiedad que le habían llevado a tomar esta clase de decisiones. Luego de explicar el caso, la psicóloga de la CCJ, Licda. Dilcia Ynoa, determinó que no solo era necesario prestar el servicio de esa unidad, sino que la señora y su esposo debían ser escuchados por la Unidad de Orientación Legal para que analizaran las opciones y posibles soluciones frente a la problemática de las deudas.
Luego de escuchar el resumen del caso, la gerente de la CCJ, , la psicóloga, y el mediador, convocaron una reunión con el alcalde, zona donde vivía la usuaria, para que este les ayudara a convocar una reunión con cada uno de los acreedores de la señora BC con el fin de hacerlos tomar conciencia de la desproporción de los intereses de las deudas y la deteriorada situación emocional en que estaba a travesando.
El 11 de octubre se logró la reunión con los acreedores, BC, su esposo y parte del equipo de la CCJ-Mao, quienes se reunieron en la residencia de alcalde pedáneo. Para sorpresa de todos, el 80% de los acreedores expresaron al alcalde pedáneo, vía telefónica, que le perdonarían las deudas a la señora BC porque no sabían que su situación emocional era tan grave y que no deseaban un mal para ella. Por otro lado, los acreedores faltantes, decidieron reducir el monto de las deudas y extender los plazos de pago.
«Ay, gracia´u´tede´no se imaginan este alivio y paz que siento», fueron las palabras finales en la reunión por parte de la señora.
La familia de BC es una muestra de las dificultades económicas que afectan a las personas de las comunidades vulnerables del país y esta situación se refleja en los más de 3,800 casos de deudas que se han recibido en las unidades de mediación y conciliación de las Casas Comunitarias de Justicia en el periodo enero-octubre 2019.